domingo, 30 de noviembre de 2014

Peter Norman, el soldado solitario



Decía el escritor irlandés George Bernard Shaw que mientras el hombre razonable trata de adaptarse al mundo, el irrazonable trata de que sea el mundo quien se adapte a él. Atendiendo a esta locución, parece tan sensato como lógico, que todos y cada uno de nosotros tratemos de hallar nuestro particular hueco en ese todo que es la vida, renunciando a la en ocasiones llamativa tentación de nadar a contracorriente. Es lo fácil, lo coherente, lo que hacen todos. No obstante, el Premio Nobel de Literatura apostillaba su aseveración con una demoledora sentencia que merece la pena tener en consideración: "El progreso depende del irrazonable".

Siempre existió la idea generalizada de que seguir a la mayoría es lo correcto. El funcionamiento de la sociedad exige del establecimiento de una norma común, una moral y un pensamiento, un patrón claro de lo que está bien y de lo que está mal. Salirse del camino preestablecido, no sólo exhibe el concepto negativo de desobediencia y la rebeldía, sino que además, ofrece la visión de hallarse ante un abismo cuyo fin la vista no alcanza a contemplar, sus consecuencias. Lo predeterminado es el dócil curso del consentimiento, de la aceptación, el cauce de un sereno río que discurre en la dirección que algunos marcaron en su día en favor, muchas veces, de sus propios intereses o ideales, negando además el respeto a otra opción. Pero como en todo río, emergen aquellas rocas que aguantan su embestida, inamovibles ante su fuerza, ante su erosión, su continuo desgaste como respuesta a la osadía de haberse interpuesto en su camino. Son aquellos hombres y mujeres rebeldes, los irrazonables a los que Bernard hacía alusión, aquellos que en su propio miedo, vencido por sus ideales, basaron la evolución de un mundo que la necesitaba, que los necesitaba a ellos. Probablemente pocos acabarían por determinar que el sufrimiento por el que pasaron no mereció la pena.

La historia acabó relegando a Peter Norman a un tercer plano 

La imagen que más allá de logotipos, medallas, marcas, récords y metas definiría para siempre a los Juegos Olímpicos de México 68 sería la de aquel podio con Tommie Smith, John Carlos y Peter Norman, clamando en silencioso grito por los derechos de la raza negra en la política diferenciadora que por aquel entonces ejercía Estados Unidos sobre blancos y negros, considerando a estos últimos ciudadanos de segunda. Dos guantes negros en alto mientras sonaba el himno norteamericano y la insignia del Movimiento Olímpico para los Derechos Humanos sobre el pecho de un australiano-blanco- al que la historia acabaría relegando a un tercer plano, rubricarían para siempre una de las imágenes más significativas, dignas y emocionantes de los últimos años. El instante, de una gloria que sólo el tiempo reconoció, desembocó entonces en unas nefastas consecuencias, tanto para los dos atletas estadounidenses de color, como para el asutraliano, cuyo ostracismo seguiría planeando sobre su figura, incluso, tras su propio reconocimiento.

Su toma de contacto con el mundo del atlestismo


George Peter Norman (Melbourne, 15 de junio de 1942), es un niño travieso e inquieto, que crece junto a sus padres y a sus tres hermanas en lo que era el seno de una familia normal, de clase media y fuertemente influenciada por la religión, más concretamente en los valores del denominado Ejército de la Salvación. Más interesado en saciar sus ansias de jugar en las vías del tren cerca de las que vive que en aplicarse en sus estudios, sus padres no tardan en sacarle del colegio y ponerle a trabajar. Aquello sucede cuando Peter cuenta apenas con 14 años y por aquel entonces, no le queda otro remedio más que convertirse en aprendiz de carnicero. Hechos como su improvisado primer trabajo y la marcada presencia de la religión en su vida, son, a priori, datos que nada tendrían que ver en el desarrollo de su vida profesional como atleta, pero que finalmente resultarían determinantes. 


Su primer contacto con el mundo del deporte llega precisamente en la competición que marcaría un antes y un después en su vida, los Juegos Olímpicos, más concretamente los de Melbourne '56. Desde las gradas del estadio Olímpico al que acude asiduamente es testigo de los grandes logros de algunos de sus ídolos. Embelesado ante la magia Betty Cuthbert o Hec Hogan, entre otros, decide inscribirse en el club de atletismo Collingwood Harriers, donde se aplica con especial vehemencia en las disciplinas de salto de longitud y sobre todo, carreras de velocidad. Pese a debutar ganando en su primera competición con un tiempo de 11.7 en 100 yardas, quedar segundo en las 100 vallas y segundo también en el 4x100 yardas, Peter cae ante su jefe, un carnicero de 34 años que le desafía a un sprint, hiriendo así el orgullo del joven, que plantaría su particular punto de inflexión en ese momento.

Despegando hacia el panorama internacional


Con apenas 16 años ya logra rebajar su marca de las 100 yardas en un tiempo de 10.5 y dos años más tarde, con 18, se hace con el campeonato de la región de Victoria (220 yardas en 22.2). Su compromiso con el deporte, no obstante, no le aparta de un trabajo con el que sigue cumpliendo diligentemente, pese a los madrugones y a la dureza de su jornada diaria, algo que tampoco le impide hacerse con el triunfo, de nuevo en el campeonato de la Región de Víctoria, en el 4x100 junto a su equipo, Holdsworth, Wirt y Moore. 


Todo aquel esfuerzo se ve al fin recompensado cuando Peter es convocado para los Juegos de la Commonwealth, celebrados en Perth. No obstante, el joven atleta australiano acabaría cayendo en semifinales pese al incondicional apoyo de su novia Ruth y del grupo religioso al que pertenecía, que se habían desplazado hasta allí para apoyarle. Lejos de desanimarle, aquella caída no hace sino estimular sus ansias de competición y triunfo, derivando eso con un curioso hecho que en aquel momento es motivo de controversia: Peter rubrica en la espalda de su camiseta un lema que le acompañaría en sus competiciones para disgusto de la Federación Australiana, poco abierta a ese tipo de expresiones: "God is love" (Dios es amor). Pese a los 'tira y afloja' con la propia Federación, que le solicita el uso de aquel lema sólo en los entrenamientos, Peter lo mantiene.

Su vida, en cuerpo y alma al deporte


Su evolución se ve bruscamente interrumpida cuando en 1964 se ve obligado a renunciar a los Juegos Olímpicos de Pekín, consecuencia de una lesión. Tampoco eso le supone a Peter una traba más allá de la decepción puntual y continúa entrenando para superararse; tanto empeño pone en eso que incluso topa con un problema con el Ejército de la Salvación, que no ve con buenos ojos que Peter entrene incluso los domingos, día del Señor.


Ni los éxitos en el panorama nacional ni tampoco en el internacional han logrado que Peter deje de desarrollar su trabajo como carnicero, que si bien no le desagrada, tampoco expone el panorama en el que quiere verse en un futuro. El joven atleta australiano empieza a encauzar su vida hacia la carrera de monitor deportivo, estudios que compatibiliza con su ascensión en la élite del atletismo. 1966 no sería el año de su estreno en competificiones oficiales a nivel nacional pero sí lo sería de su primera conquista en ese campo; los 200, recorridos en un tiempo de 20.9 suponen la mejor antesala posible para su llegada a una nueva edición de los Juegos de la Commonwealth, que por aquel entonces se desarrollan en Jamaica. Pese a las expectativas depositadas en aquella cita atlética, Peter no logra llegar a la final de ninguna de las pruebas en las que su nombre se expone como uno de los favoritos, una decepción en gran parte influenciada por los escasos recursos con los que cuentan allí los atletas australianos, que son amateurs y han de verse obligados a financiar sus propios gastos.

Mexico 68, el principio...del fin


1968 es un año especialmente convulso para la sociedad en general, en el que buena parte del planeta solicita/exige cambios en pos de un necesario progreso, una revolución de la que no puede escapar el deporte, que a la postre es un fiel reflejo de la propia sociedad. Los Juegos Olímpicos de 1968 no sólo iban a convertirse en los pioneros de numerosos hechos, sino que iban a terminar transformándose en uno de los escenarios más grandes de la historia para las reivindicaciones de igualdad y dignidad de aquellos que se sentían víctimas de todo lo contrario, el Black Power.


Apenas dos años antes, Peter había conocido en Los Ángeles a alguien de quien acabaría convirtiéndose en inesperado cómplice, Tommie Smith, uno de los mejores y más elegantes velocistas de la historia del atletismo. Smith, ya había fraguado junto a otros deportistas de color-entre ellos Kareem Abdul Jabbar-la forma de reinvidicar al mundo entero los derechos de la raza negra, víctima por aquel entonces de la segregación norteamericana, que les consideraba ciudadanos de segunda. Mientras el gesto de protesta del baloncesista había sido el de negarse a formar parte del equipo estadounidense, el de Smith y su compañero, John Carlos sería igual de contundente, aunque más osado. La cita: un lugar de reunión para la atención mundial, los Juegos Olímpicos de México 68. Primer paso: subir al podio.

Un podio eterno e inesperado


Durante el desarrollo de los Juegos, Peter ya ha demostrado que su estado de forma es excelente y sus grandes marcas le llevan hasta la final de los 200 metros, donde se ve las caras con un "viejo conocido", Tommie Smith y su compañero de equipo, John Carlos, este último uno de los grandes favoritos. Pese al dato, ni él mismo es capaz de dar crédito al impresionante sprint final que Smith efectúa para cruzar la línea de meta, impulsado, con toda probabilidad, por la imperiosa necesidad de lanzarle al mundo un grito mudo de libertad. Quien no titubea ante la titánica carrera del norteamericano es precisamente, Peter Norman, que saca fuerzas de flaqueza para convertir su sexta plaza a falta de 80 metros en una segunda al atravesar la línea de meta, un tiempo de 20.6 que no lograría rebajar el nuevo récord mundial de Smith con 19.83.



Smith y Carlos le proponen tomar parte en la protesta, oferta que acepta sin titubear

El momento de la ceremonia es también un momento de nervios y no sólo por la entrega de medallas y por acaparar, en un instante único, la atención de todo el planeta. Lejos de esas preocupaciones, en el vestuario del estadio olímpico sólo se dirime la forma de protesta ante algo injusto, ante el vapuleo a los más esenciales derechos del ser humano, un trasfondo enorme al que se interpone un pequeño problema: Carlos ha olvidado en la villa olímpica el par de guantes negros que cada uno iba a enfundarse durante la audición del himno estadounidense, una traba demasiado banal para la que el australiano, Peter Norman encuentra solución: que cada uno se enfunde un guante (razón que explica por qué cada corredor eleva un brazo distinto durante la protesta). Al ver la actitud abierta y natural con la que Peter trata el hecho, Smith y Carlos le proponen participar de algún modo: llevando en el pecho la insignia del Movimiento Olímpico por los Derechos Humanos, oferta que él acepta sin dudar. Esa pequeña charla en los vestuarios se convierte en el particular 'making off' de una foto ya legendaria, señalada por muchos como uno de los momentos más determinantes e influyentes de la historia.

Tratando de seguir adelante


Toda acción conlleva una reacción y en este caso no es distinto. El gesto de los atletas supone la inmediata expulsión de los dos norteamericanos de los Juegos Olímpicos, previa 'expropiación' de las medallas conquistadas. Así lo decide el por aquel entonces Presidente del Comité Olímpico, Avery Brundage, conocido por sus ideas en favor de los nazis. Las reacciones mayoritaras que en Estados Unidos consideran a Smith y Carlos poco menos que traidores no son tan contundentes en Australia, pese a lo cual las disputas existentes con los aborígenes del lugar extrapolan el debate hasta allí, con diversidad de opiniones. Pese al barullo creado en aquel momento, el tiempo pasa y todo parece calmarse. En 1969 Peter se hace con el campeonato de la región de Victoria en los 100, siendo ya sus triunfos un clásico en aquella competición. También lo logra en el 200 de los Juegos del Pacífico en Tokyo. Además, lo vivido en los Olímpicos del 68 le hace forjar una buena amistad con sus dos particulares compañeros de penurias, Smith y Carlos, a quienes conoce en un plano más personal tras ser invitado a Estados Unidos en varias ocasiones.


Su situación personal se complica tan solo un año más tarde con el divorcio, y el cambio de aires que experimenta le aleja del clima conservador y puritano en el que había crecido, generando en él la necesidad de dejar atrás su vida anterior. Ya no trabaja en la carnicería, sino como monitor deportivo y superadas todas las adversidades en el terreno personal y también en le profesional decide centrarse en este último para seguir compitiendo al máximo nivel. Con la mira puesta en los Juegos Olímpicos de Múnich 72, Peter remonta el vuelo tras la discreta quinta posición que había logrado en la última edición de los Juegos de la Commonwealth, disputados en Edimburgo.

Represalias tardías en Múnich 72


En febrero de ese mismo año, participa en una importante prueba de 100 m, de cara a lograr su clasificación para Alemania; llega el primero pero los jueces le despojan del oro, alegando que fue otro corredor, Lewis, quien ha vencido y no él. Disgustado y convencido de lo contrario, Peter le lanza su medalla de plata a los jueces. El hecho no pasa inadvertido y causa cierto revuelo en la prensa del momento pero lejos de amedrentarse, el australiano eleva la mirada hacia la próxima prueba en pos de la ansiada clasificación. Esta llega con motivo del campeonato nacional de Perth, en la que se clasifica en tercer lugar. No obstante, sus primeros puestos en los 200 de Sidney, Brisbane y Melbourne le valen, en acumulación de puntos, para llegar a la cita olímpica, sueño que de nuevo vuelve a frustrarse. La Federación Australiana alega que ningún miembro del equipo tomará parte en los Juegos Olímpicos de Múnich en la prueba de 200 metros. Aquel hecho, que sin ningún género de dudas él asocia a lo acontecido en México 68 y al lanzamiento de su medalla de plata, le hacen tomar la dura decisión de retirarse.


Se le negó el derecho a participar en Múnich 72 pese a lograr clasificarse

No obstante el gusanillo del deporte sigue picándole en el estómago y Peter decide emprender su aventura como jugador de fútbol amateur en el West Brunswick australiano. Su 'relax' lejos del deporte de élite le da incluso para aventurarse con el mundo del teatro en una época en la que viaja continuamente en una vieja furgoneta. Posteriormente se convierte en el preparador físico del Footscray Football Club obteniendo apenas el dinero justo para pagar la gasolina.

La desgracia se ceba con él


Habiendo encajado con increíble entereza su adiós en el mundo del atletismo de alta competición, Peter es feliz con los pequeños detalles de una vida normal, los nacimientos de sus dos hijas, su afición al teatro y los recuerdos de unos éxitos que nadie le puede arrebatar; ni siquiera el fuego, que sí devora en su nueva casa de Williamstown buena parte de sus trofeos, los trofeos de una vida ligada a la velocidad que rememora, de algún modo, cuando es invitado a tomar parte en una carrera de relevos de aficionados. Allí se lesiona en el Talón de Aquiles y lo que parece algo sin importancia acaba derivando en una lesión de extrema gravedad, tanto que su pie sufre una infección y se decide que es necesario amputar. 


Estuvo a punto de perder la pierna por una gangrena

La fortuna que le había negado la sonrisa en varias ocasiones, sin embargo, estuvo de su lado al hacer que el cirujano le reconociera y pusiera todo su empeño en salvar aquella pierna que había volado, junto a la otra, por las pistas de atletismo de medio mundo, estableciendo entre otros, el récord en los 200 m que en Australia aún nadie ha logrado batir. De forma milagrosa la pierna de Peter consigue salvarse pero el dolor y el sufrimiento se convierten en parte ineludible de su vida; el tratamiento es largo y penoso, algo que acaba sumiéndole en una profunda depresión que a su vez, desemboca en la necesida continua de tranquilizantes y alcohol.

1993 le devuelve una tregua y los dolores en su pierna empiezan a hacerse soportables. El exatleta recupera parte de la ilusión perdida al ser invitado, como comentarista, a la cita con los Juegos de la Commonwealth de 1990, que se celebran en Auckland. Los devenires de la vida, no obstante, le llevan de nuevo a un supermercado, donde, frustrado, volvería a desarrollar su labor como carnicero después de haber ejercido otra vez como monitor deportivo, ya con casi 50 años y sin poder dar de sí todo aquello a lo que su pierna le limita.

Sidney 2000 le mira sólo de reojo


La entrada en el nuevo siglo no puede tener mejor celebración para Australia y el país oceánico organiza los Juegos Olímpicos de aquel año. Peter es llamado por el Comité para ejercer como abanderado aunque quedaría excluído de todos los eventos oficiales del país de los canguros. Fuera de las celebraciones australianas pero no de las norteamericanas, que sí cuentan con él para concederle un lugar destacado entre las grandes estrellas del momento. Paradójicamente y pese a ser un reconocido atleta en su época, Peter se siente cohibido ante nombres de la talla de Edwin Moses, Mike Powell o Michael Johnson, quien le dedica unas palabras cargadas de emoción para él: "You are my hero" (Tú eres mi héroe). No le faltaron razones para admitirlo. Peter había dado un importantísmo paso al frente en pos de una lucha que muchos no consideraron suya, pero lo era, y de algún modo, la sufrió. 


Su sobrino, cineasta, elaboró un documental sobre su tío, 'The Salute'

En 2004 y tras haber logrado solucionar buena parte de los flecos en el camino que había ido dejado con su exmujer y sus hijos, Peter se encuentra con su sobrino, Matt Norman, cineasta que empieza de inmediato a trabajar en el desarrollo de un documental, 'Salute', en el que se repasa la trayectoria, vida y anécdotas del corredor australiano. Más adelante le acompañaría el libro 'A race to remember' (Una carrera para recordar). La visita para tal intención es clara: la universidad de San José en California. Allí, junto a Smith y Carlos recuerda el que con toda probabilidad es el momento más determinante de su carrera; quizás, de su propia vida: el podio de México 68. Aprovechando su estancia allí, Peter asiste a la inauguración de la estatua en la que aparecen los dos velocistas norteamericanos que lucharon en pos de los derechos de su raza, de los derechos humanos, un merecido homenaje en el que sin embargo, no figura él. Aquello no le molesta en absoluto, pues en ese otro monumento que rubricó la proclama al mundo en México 68 sí estuvo.

Su final reunió de nuevo al 'podio mexicano'


Los problemas de salud, derivados en gran parte del crítico período que vivió como consecuencia de la lesión en su pierna, se acentúan con el paso del tiempo y en mayo de 2006 es operado de urgencia por una nueva dolencia en el corazón. Como si se atisbase lo que estaba por venir, todos aquellos que formaron parte importante de su vida están presentes a lo largo de los pocos días que le restan de vida hasta que a principios de octubre fallece con 64 años. Su funeral tiene lugar el 9 de octubre y a él acude una numerosa representación de quienes habían pertenecido a la Federación de Atletismo Americana, que con Tommie Smith y John Carlos a la cabeza, proclamarían aquel 9 de octubre como el día de Peter Norman. 


Ellos, junto a su sobrino, son quienes portan su féretro a hombros hasta el cementerio en el que es enterrado. Las palabras de Tommie ponen la rúbrica perfecta a la vida de Peter: "No tenía que haber tomado esa insignia, Peter no era estadounidense, Peter no era un hombre negro, Peter no tenía que haber sentido lo que sintió, pero él fue un hombre, un soldado solitario en Australia. Muchas personas en este país no entendieron por qué aquel joven blanco apoyó a aquellos negros. Peter fue un australiano muy orgulloso de serlo, y muy orgulloso de representar a su nación", continuó Smith. Un hombre al que la historia describe como "el blanco que se coló en la foto", el "intruso", aquel al que las páginas del tiempo han olvidado en pos de los otros dos protagonistas y aquel al que su país nunca acabó de perdonar-no tenía por qué hacerlo, pues el perdón debía llegar en dirección contraria-.Su reconocimiento llega, como es habitual, tarde y mal.

La historia le describe como 'el blanco que se coló en la foto'


Andrew Leigh, parlamentario laborista, llevó el asunto a la cámara, con el apoyo de la familia de Norman, según informó el canal australiano de televisión ABC. En el Parlamento se trasladaron las disculpas correspondientes a la madre de Peter, Thelma, con 91 años entonces y a su hermana Ambler por haber impedido a su hijo y hermano acudir a la cita en Múnich, al tiempo que se reconocían todos sus logros.



"Yo creo que todos los hombre nacen iguales y deben ser tratados de la misma manera". - Peter Norman.

Fuentes: http://www.sportsonearth.com, http://www.capalma.com/documentacion/historia/Peter_Norman.pdf, http://es.wikipedia.org/wiki/Peter_Norman, http://www.record.com.mx/article/australia-pide-perdon-peter-norman40-anos-despues, http://deportes.elpais.com

Fotos: http://journelog.wordpress.com, http://scared-4-america.blogspot.com.es, AP, cinequest.org, numeroquince.wordpress.com, http://correcobarde.wordpress.com, http://salutethemovie.com

Duelo en Rucker Park: ¿Te atreves?


Las estrellas del deporte que acaparan nuestra atención bajo los focos, los flashes de la prensa, las portadas de los principales diarios y la admiración generalizada, suelen tener muchas veces a unos imponentes aliados en los escenarios donde exhiben sus proezas, mudos testigos de esos pedazos de la historia en que construyen sus particulares leyendas y que acaban convirtiéndose en parte indivisible de las mismas. Staples Center (Los Angeles Lakers), United Center (Chicago Bulls), Madison Square Garden (New York Knicks) son algunos de los pabellones del baloncesto norteamericano que recogen muchos de los mayores espectáculos de la NBA.

Sin embargo, tanto en lo que al deporte de la canasta se refiere, como en otros tantos, los inicios de muchas de las grandes estrellas que iluminan ese particular firmamento, empezaron a forjarse muy lejos del marco de perfección que caracteriza a las más modernas infraestructuras deportivas. Las calles, muchas veces los barrios más humildes e incluso marginales de la geografía mundial, han asistido, impasibles, a los primeros esfuerzos de aquellos chavales que no permitieron que ni la austeridad ni la pobreza ni la dificultad, matasen unos sueños que debían elevarles a lo más alto.


Madison Square Garden es uno de los pabellones más espectaculares de la NBA

"Each one teach one" (Cada uno enseña a otro)


El rap y el hip hop que palpitan a través de los bafles, así como los vítores y aplausos que jalean al unísono las más espectaculares jugadas que se ven sobre el asfalto deRucker nos llevan hasta la calle 155 y Frederick Douglass Boulevard, conviertiéndose en el mejor reclamo para guiarnos en medio del intrínseco laberinto de calles que forman la ciudad de Nueva York, más concretamente en el barrio de Harlem.

Holcombe Rucker fue el fundador del torneo de baloncesto urbano que se disputa en la mítica cancha a la que da nombre, desde 1947. Su primera ubicación estaba en un patio de la Séptima Avenida entre las calles 128 y 129. Inicialmente aquel era un torneo entre 4 equipos que él mismo organizaba y arbitraba, con el firme propósito de alejar a los jóvenes de la delincuencia y las drogas que les rodeaban, centrando su atención en la magia de un baloncesto en el que cada uno enseñaba a otro lo que sabía hacer. El torneo se conviritó en una leyenda en los años 60 cuando numerosas estrellas de la NBA apoyaron la iniciativa de Ruckerpara participar en el mismo. Gracias a ese impulso y a las 15 horas diarias que él mismo pasaba en el playground, más de 700 jóvenes lograron una beca de baloncesto para financiar su educación.

En 1965 el torneo se mudó a su actual ubicación y en1974, la ciudad de Nueva York renombró la pista 156como Holcombe Rucker Playground en homenaje a su fundador, que había fallecido 6 años atrás, víctima de un cáncer, a la edad de 38 años, cediendo su testigo a su nieto, Chris Rucker, que actualmente continúa con la trdicición familiar.

Baloncesto callejero del más alto nivel


Si bien es cierto que en Rucker se juega un baloncesto 'de la calle', también lo es que en el Entertainment Basket Classic puede verse el nivel más alto del baloncesto no profesional, un estilo propio e inconfundible que se ha dado en llamar 'streetball'. Los maestros de ceremonias que efectúan sus particulares retransmisiones a ritmo de rap y entre bromas contínuas hacia los propios jugadores, fomentan la interacción entre el numeroso público asistente, que aclama o abuchea en medio del encendido fervor.

Harlem es un barrio dado a hacer de lo cotidiano una cultra diferente, propia y en medio de esa particular forma de entender el baloncesto, crecieron muchos de los grandes de la NBA, del mismo modo que también el cemento de la cancha de Rucker fue testigo de otras historias con un final menos brillante; sin ir más lejos Earl Manigault 'The Goat' (la cabra) , es, para muchos el mejor jugador que jamás llegó a militar en laNBA, y que no obstante, es una de las mayores señas de identidad de Rucker Park.

Su historia fue una constante lucha entre el baloncesto, las drogas y la cárcel, y aunque estas últimas no lograron impedirle convertirse en una gran leyenda del deporte de la canasta fuera de las grandes canchas, sí fueron determinantes en el devenir de una carrera que nunca pudo ser justamente recompensada. La grandeza de Manigault era tal que durante sus partidos en Rucker, unos 10.000 aficionados se congregaban alrededor de la cancha para verle efectuar algunas de sus jugadas más características, tales como el doble mate. Incluso el propio Kareem Abdul-Jabbar, mítico pívot de Los Angeles Lakers y que también se curtiese sobre el asfalto de Rucker, dijo en su partido homenaje que el mejor jugador al que se había enfrentado a lo largo de toda su carrera era, sin duda, Earl Manigault. 

Arrastrando numerosos problemas de salud por la desordenada vida que había llevado, luchó hasta el final por ayudar a esos jóvenes que siempre habían acudido a la cancha a verle, tratando de ser en esa otra parcela limpia y aguerrida de su vida, un reflejo para todos ellos. Falleció con apenas 54 años tras un ataque al corazón.

Como no podía ser de otra manera en el país del séptimo arte, su historia se llevó al cine de mano de dos películas:"Harlem's Angel" (El Ángel de Harlem),se estrenó en 1991 gracias a la productora HBO, aunque la más conocida fue Rebound: The Legend of Earl 'The Goat' Manigault dirigida por Eriq La Salle, con Don Cheadle en el papel de Manigault (1996).


Él fue la insignia, el reflejo de la lucha que lleva sobre sí misma la legendaria cancha de baloncesto pero no fue el único. Como todo viejo enclave deportivo, sus muros de cemento han visto mucha grandeza y ha dejado tras de sí un sinfín de leyendas que aún o hoy se cuentan sobre otros extraordinarios nombres propios que forman ya parte de Rucker con la misma fortaleza que sus propios cimientos. Alguna de las más conocidas son las que protagonizaron otros 'anónimos', como Herman 'Helicóptero' Knowings: Se dice de él que pasaría a la historia después de que le pitasen 3 segundos en un salto que desafió a la eternidad durante un partido de laRucker Park League; o Joe 'The Destroyer' Hammond, quien en un sólo tiempo fue capaz de endosarle 50 puntos a Julius Erving, uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto; o tambiénRichard 'Pee Wee' Kirkland, conocido por meter 465 puntos en 8 partidos en una liga en la cárcel y por pasar del centenar de puntos (100 y 135) en dos partidos. También se dijo de él que se negó a firmar un contrato con los Bulls porque "podría ganar más dinero en un par de días en la calle vendiendo droga".

Del asfalto de Rucker al parquet de la NBA


Tal vez la fortuna, la mejor cabeza o una alianza entre las dos, llevó a algunos de los 'reyes' de Rucker a lo más alto del baloncesto mundial. Aferrados a los más fieles valores que Holcombe Rucker estableció cuando hizo nacer aquella idea, fueron muchos los que no sucumbieron en el camino ni se dejaron arrastrar por las malditas tentaciones que alejaron a tanto talento de un escenario acorde a su grandeza, privando así al aficionado de un espectáculo digno de ser disfrutado. Kareem Abdul Jabbar,Sebastian Telfair, Vince Carter, Wilt Chamberlain o Connie Hawkins. Son sólo algunos de los muchos ejemplos de esos jugadores que se impulsaron en la dura pista de Rucker para encaramarse hacia lo más alto, la NBA, donde después triunfaron.


Las mismas leyendas que acompañan a algunos de los nombres propios asociados a la histórica cancha, cuentan también que muchos de los jugadores de la mejor liga del mundo no osan batirse en duelo con aquellos que año tras año, exhiben lo mejor de sí mismos en el ya famosísimo campeonato anual que se organiza en el pavimento de Rucker. Quien sí se atrevió a hacerlo el pasado verano fue el alero de losThunder, Kevin Durant. Sus 9 triples contribuyeron a sumar a los 66 puntos totales que anotó, dejando tras de sí una encomiable actuación, totalmente a la altura del escenario que le rodeaba. Antes que él, otras osadas estrellas de la NBA, deasfiaron a la leyenda deRucker Park, como el mítico Kareem Abdul Jabbar, mostrando así la grandeza de quien habiendo tocado el cielo de sus propios sueños, sabe volver a unos orígenes a los que debe mucho.´

¿Quieres jugar en Rucker Park?


En pleno siglo XXI se hace impensable que todo aquello capaz de traspasar las fronteras de sus propios límites y llegar al conocimiento del mundo entero, no vaya a tener un lugar en el cine o en la parcela de los videojuegos. Tal es la fama de la cancha baloncestística de Harlem, que juegos como "NBA Street Homecourt" o “NBA Ballers” la ponen a disposición de aquellos que se atrevan a desafiar al talento que emana desde sus muros.


Rucker Park puede considerarse en muchos sentidos la mejor cantera baloncestística del mundo. Su particular 'proceso selectivo' es tal vez una prueba de fuego para aquellos que botan el balón sobre su asfalto y que al lanzar a canasta, ven más allá del aro, el difícil pasillo hacia sus sueños. Superar los obstáculos que envuelven a Rucker Park y su entorno no es algo sencillo y engrandece, por tanto, a quienes por encima de ser los mejores jugadores del mundo, son también triunfadores por sobre lo más duros rivales y circunstancias. Si la calidad forma parte indispensable de ellos, el carácter que se foga en un entorno así, no es menos.

De igual manera, la mítica cancha es también la mejor prueba de que existe la grandeza sin reconocimiento, aquella que se disfruta para sí mismo y unos pocos privilegiados y que, a pequeña escala, es capaz de desafiar la magnitud de toda una NBA. Si hablar del Madison Square Garden impone un respeto del que muy pocos dudan, hablar de Rucker Park no consigue una sensación menos sobrecogedora.

"Dentro de cada Michel Jordan hay un Earl Manigault. Hay que tener cuidado, no todos pueden lograrlo. Algunos se caen, ese es mi caso. - Earl Manigault -

Don Revie, el hombre que vistió al Leeds United de Real Madrid


Decía el escritor chino Lin Yutang que hay dos maneras de difundir la luz: ser la lámpara que la emite o el espejo que la refleja. Esto debía ser algo que tuvo muy claro Don Revie en el momento en que accedió a tomar el mando del club en el que había jugado durante 4 años, el Leeds United. Consciente de que el hábito no hace al monje, Revie sí debió creer firmemente en que ataviar a sus particulares guerreros con el atuendo de su ejemplo a seguir, acabaría influyendo en la conquista de metas más elevadas. Aquello generó una gran controversia entre los aficionados del club de Leeds (Yorkshire), algo de escasa relevancia para un hombre de firmes convicciones, polémico por naturaleza y decidido a recorrer su camino a través de sus propios trazados. A su manera.

¿Quién fue Don Revie?


Donald George 'Don' Revie nació en Middlesborough el 10 de julio de 1927. Dejadas atrás las traumáticas vivencias de la Segunda Guerra Mundial, Revie encontró en el fútbol el mejor refugio y el Leicester City le abrió su primera puerta, aunque no a nivel profesional, pues en aquel momento (1944) 'no era lo suficientemente bueno para eso'. De hecho, Reviecompaginaba su afición al fútbol con su profesión como albañil. No obstante, encontró en la figura de Sep Smith-jugador del conjunto de 'los zorros'-a su gran mentor y 'protector'.

                           

Cinco años más tarde, Don ficharía por el Hull City por unas 20.000 libras, 5.000 menos que las que en 1951 le llevaron al Manchester City, donde militó durante 5 temporadas más. Allí selló su primer peldaño hacia la gloria, convirtiéndose en la pieza elemental de un equipo revolucionario, que se erigió como única tabla de salvación en la debacle del fútbol inglés. No obstante, su indisciplina y mala relación con el entrenador, le llevaron en 1956 a fichar por el Sunderland. Y aquella fue la antesala a la continuidad de una leyenda que trazaría en el Leeds United (1958). La suma total de sus cuatro traspasos supuso todo un récord en aquella época, convirtiéndole en el futbolista más caro de la historia en aquel momento.

'El Plan Revie'


Don Revie forjaría la mayor parte de su particular leyenda desde los banquillos pero su nombre ya había solicitado un hueco en la historia del fútbol inglés como jugador. Desde las filas del Manchester City, Revie trataría de convertirse en una luz guía para todos aquellos aficionados ingleses que en el desastre del Mundial de 1950 habían visto caer los quebradizos trazados de su fútbol. Inglaterra había sucumbido por 3 tantos a 6 en Wembley y por 7-1 en Budapest, un varapalo excesivo para los inventores del deporte rey; pero mientras gran parte de los ingleses trataban de recomponerse, el por aquel entonces entrenador del Manchester City, Les McDowall ideaba tomar como base aquella dolorosa lección.


Tomando como referencia el fútbol de de los Puskas, Hidegkuti, Zakarias, Grosics, Koscis... McDowall trató de crear un nuevo sistema de juego que girase en torno a Revie, cuyas características físicas y técnicas lo convertían en el hombre perfecto. Y de esta forma nació la figura del 'falso 9' o el media punta,que la prensa acabaría bautizando como "Plan Revie". Siendo este un futbolista habilidoso, con golpeo lejano, astuto, técnico, con buena circulación y más visión que hábitos goleadores, McDowall retrasó la posición de Revie respecto de la del delantero convencional, arrancando en la búsqueda del balón desde el medio campo para posteriormente, conducir el esférico hasta la meta rival a base de toques y triangulaciones interiores , un engranaje perfecto en la que Revie era el centro. “Mantener la pelota en el suelo y mantenerla en movimiento. Si está en el aire bajarla y usarla. Mantener la posesión todo lo que se pueda". Estas eran las premisas del 'Plan Revie'.

El modelo se implementó por primera vez en el equipo reserva del Manchester City de la temporada 1953-1954 con un éxito tal que el conjunto estuvo 26 partidos consecutivos sin conocer la derrota. Ni siquiera más adelante, cuando el sistema parecía perder fuerza tras caídas como el 5-0 antePreston North, el City se rindió a las críticas. Lejos de eso, McDowall retocó las piezas de su engranaje y este siguió funcionando hasta que la relación conRevie se hizo insostenible y este abandonó el equipo, desmoronando en un efecto dominó el fútbol distinto de un conjunto que se había convertido en la única esperanza del fútbol inglés tras la hecatombe mundialista.

Real Madrid, el espejo del Leeds United


Revie abandonó el equipo en 1956 para fichar por el Sunderland, último paso antes de dar continuidad a su leyenda, ya como técnico del Leeds United. Antes llegaría allí como jugador (1958), equipo en el que militaría durante los últimos años de su carrera deportiva. Por aquel entonces elLeeds se encontraba en un momento de renovación. El hecho de que Revie ya no fuese el mismo joven jugador que había revolucionado el fútbol inglés liderando los mejores años del Manchester City, sumado a la circunstancia de que la directiva del conjunto de Leeds buscase a un entrenador con carácter, personalidad y los suficientes conocimientos como para sacar al equipo de una situación complicada, confluyeron derivando en el ofrecimiento del puesto al propio Revie en 1961. Naturalmente aceptó.


Nada más tomar el cargo y tras una charla con los que hasta ese momento habían sido sus compañero de equipo, Revie se dirigió a los despachos con una exigencia tan clara como inverosímil: "Llevamos una vida vistiendo de azul y amarillo. ¿Qué hemos ganado desde entonces? Nada. A partir de ahora, este equipo deja de ser un perdedor, porque lo entreno yo. Y yo no soy un perdedor. ¿Saben qué equipo ha ganado más títulos en el mundo? - preguntó Revie - Pues el Real Madrid.¿Saben de qué color viste el Real Madrid? De blanco. Bueno, desde este mismo momento, este equipo jugará de blanco. Será una señal inequívoca de que este Leeds es, desde este momento, un ganador".


El mismo Puskas que había supuesto, de una forma indirecta, el punto de origen de su leyenda como jugador gracias a la exhibición realizada con el combinado nacional de Hungría ante Inglaterra, fue también, junto a los Di Stéfano, Gento y compañía quien motivó el inicio de su memoria como entrenador, tras la aplastante victoria de los blancos ante el Eintratch de Franfkurt en la Copa de Europa de 1960 (7-3). Aquel encuentro sólo era un colofón en la aplastante marcha de un Real Madrid asentado permanentemente en la gloria, que enamoró a Europa y al mundo con su fútbol y sus conquistas.


Conocedores de un carácter y una firmeza en sus decisiones que precisamente habían llevado a los directivos del Leeds a escogerle como entrenador, nadie osó rebatir tan polémica exigencia. El conjunto de Elland Road pasó del azul y amarillo característicos de su indumentaria al blanco impoluto en un explícito homenaje al Real Madrid.

Y el blanco surtió efecto


Ni la indumentaria del primer equipo ni la filosofía o funcionamiento del filial se libraron de las excentricidades de Don Revie, que impuso sus deseos a la condescendiente directiva del Leeds. Pero lo más inverosímil de todo es que, casualmente o no, sus reclamaciones no tardaron en dar sus frutos. Impulsados en la fortaleza sugestiva de la zamarra blanca, el Leeds, que militaba por aquel entonces en la Second Division inglesa evitó, no exento de un gran sufrimiento, descender un peldaño más. En la temporada 63/64 el conjunto de Revie se proclamó campeón de la segunda división inglesa, regresando así a la máxima élite del fútbol de las islas. En la posterior campaña, el 'Revie Team' tumbó a todos los grandes equipos del campeonato hasta alcanzar la segunda posición de la tabla y plantarse en una Final de la FA Cup. Orgulloso, el propio Don se vanagloriaba de haber logrado que "un equipo de provincias diera una patada en el culo de los ricos de Londres”.


Dos campeonatos de la First Division y cinco subcampeonatos, dos Inter-Cities Fairs Cup y una final perdida, una FA Cup y tres nuevos subcampeonatos, unaFootball League Cup y una Charity Shield. Todo eso junto a tres galardones individuales como English Manager of the Year para Don Revie conformaron el brillante palmarés que el controvertido técnico dio a ganar al Leeds United en sus trece años como entrenador. Una era dorada para el equipo blanco que aún se prolongaría hasta 1982, ya sin él en el banquillo.

En 1974, Revie abandonaba el Leeds United para tomar las riendas de la selección inglesa, cediendo su lugar en el banquillo al que había sido su homólogo y 'gran enemigo', Brian Crough, con quien mantuvo durante años una exacerbada rivalidad, que incluso se llevó al cine con la película "The Damned United". Don Revie murió el 26 de mayo de 1989.

Un tipo singular

Su Leeds no sólo se caracterizaba por tratar de convertirse en un reflejo delReal Madrid. Temido y odiado a partes iguales, el conjunto de Reviedespertaba un gran recelo entre sus rivales a la hora de enfrentarse con ellos por su extremada dureza sobre el terreno de juego; no en vano acabaron por ganarse el apelativo de 'dirty Leeds' (sucio Leeds): "Si sabías que te tocaba jugar contra el Leeds, se te quitaban las ganas de jugar. Eran duros, muy duros. Contra ellos, los puntos estaban en el aire, pero los moratones estaban asegurados" afirmaba George Best, estrella por aquel entonces del Manchester United.


Clive Thomas, árbitro en aquella época aseguraba también que: "Cuando me tocaba arbitrar al Leeds me ponía enfermo. En toda mi carrera como árbitro, Revie me ha dado más problemas y dolores de cabeza que todos los entrenadores de Primera División juntos. Era un gran tipo y una máquina de protestar". La imagen de hombre duro, frío y casi agresivo que proyectaba al mundo contrastaba, no obstante, con el trato paternal y protector que concedía a sus jugadores, que sentían en su persona un total respaldo, confianza y comprensión.

Probablemente vestir de blanco no tuviese nada que ver en la excepcional racha delLeeds-quizás sí-pero la fuerza y la total convicción con la que Revie creía en sus ideas e ideales, se proyectaba de forma inevitable sobre unos jugadores que a la larga terminaban por creer en ello con idéntica fe. Sentirse impulsados en la base de la grandeza que por aquel entonces simbolizaba especialmente el Real Madrid dio alas a aquel equipo para convertirse en algo más que ese reflejo en el espejo del que hablaba Lin Yiutang. El Leeds United llegó a difundir su propia luz.

1942: el mito del Mundial olvidado


Resulta paradójico que la bella extensión de hielo y nieve que conforma laPatagonia sea conocida como 'la tierra del fuego'. Tan paradójico como que la batalla por el dominio mundial del fútbol pudiera dirimirse en los confines del mundo, allá donde ponen fin las fronteras por cuyo reinado luchan los más grandes magos del balompié, los dioses elegidos en el particular olimpo del deporte rey. No obstante, este contrasentido se ve atenuado cuando los contrastes de esa tierra por cuyos centímetros pugnan aún hoy Argentina y Chile, revela que entre su fría visión existe también el árido desierto, el frondoso bosque y los serenos lagos; un sinfín de variedad paisajística tan dispar como las propias selecciones que cada cuatro años se dan cita en el mayor evento futbolístico del planeta. En este inicio, lo que a muchos puede parecerles un contrasentido es relacionar la Patagonia con elMundial pero todo, como el misterio que entrañan sus glaciares, sus estepas y sus vastas extensiones de arena, tiene explicación, un relato que como ya decía Joao Havelange (presidente de la FIFA desde 1974 hasta 1998) "debe tener un valor y esto, sea ficticio o no, es importante para el fútbol".


Y es que nada en el seno del máximo organismo del fútbol planetario da espacio a la oficilidad de un hipotético Mundial disputado en 1942, dato nada extraño si se tiene en cuenta que desde 1938 hasta 1950, el estallido de la Segunda Guerra Mundial relegó a un plano más que secundario la disputa del fútbol; a pesar, incluso, de que la FIFA contase con tres candidaturas sobre la mesa para albergar la cita futbolística, un evento que si bien para muchos no tenía cabida en el momento y la situacón social del mundo, para Jules Rimet (presidente de laFIFA en aquel tiempo) y otros tantos idealistas como él, era la única forma de poner fin al conflicto bélico. A pesar de todo ni la Alemania de Hitler ni Brasil ni tampoco la neutral Argentina se convertirían en sede para la cita balompédica, al menos no de forma oficial.

Gestando el Mundial 42


La duda por que entre los mundiales de Francia 38 y Brasil 50 existiese al menos uno más, disputado en 1942, saltó a raíz de un texto escrito por el periodista argentino Osvaldo Soriano (6 de enero de 1943 - 29 de enero de 1997). De sus escritos, con referencia a una carta enviada por su tío Casimiro, que andaría por aquel entonces en la tierra más austral del plantea, se conoce que la agraciada para albergar la cita mundialista habría sido, finalmente, su propia patria, Argentina, aunque todo se desarrollaría, según él, de una manera mucho más imprevista y particular que los habituales encuentros oficiales entre las selecciones del mundo.La llegada de ingenieros alemanes a La Patagonia acabó propiciando el desarrollo del Mundial 42La construcción de una represa en la localidad de Barda del Medio llevó hasta allí a un grupo de ingenieros eléctricos pertenecientes alTercer Reich con la misión de instalar la primera línea telefónica de la región delPacífico al Atlántico; su objetivo final: establecer comuniación con Berlín. Con estas referencias daría inicio el relato de Soriano. Entre sus enseres, aquel grupo de hombres portaba un balón de fútbol -el primero de válvula automática, según se cuenta-, deporte que practicaban entre ellos y cuyos partidos atrajeron la atención de los lugareños. El 6-1 que los alemanes asestaron aArgentina después de que un hombre llamado Celedonio Sosa aceptase en nombre de la nación platense, hacía difícil pensar que alguien se atrevería a enfrentarse de nuevo a los ingenieros pero tras la disputa de algunos encuentros amistosos entre los allí presentes, estos propusieron el desarrollo del Mundialcorrespondiente a 1942.

La idea llegaría hasta el conde Vladimir Otz, un noble europeo afincado en la zona, con la suficiente ilusión y dinero para ayudar en la ardua misión de organizar un Mundial en una de las tierras más recónditas del planeta. «El Mundial de la Patagonia será recordado dentro de cien años como el evento deportivo más importante del siglo XX. Será la única manifestación capaz de parar la guerra. Aquellos que ahora se ríen de mí, leerán mi nombre en las páginas de los diarios de todo el mundo». La voz del conde habría sido escuchada en una grabación allá por el verano del 41, cuando él mismo recorrió las poblaciones cercanas de la tierra del fuego en busca de 'jugadores' que deseasen tomar parte en tan histórico evento. A la propuesta alemana surgirían las reticencias de los italianos de la zona, llamados a revalidar por tercer año consecutivo el cetro mundial, tras las conquistas oficiales del 34 y el 38, trofeos que ellos, antifascitas, rechazaban al considerar logros de la Italia deMusolini. No obstante, a pesar de las dudas y tras el arduo trabajo del Conde Otz, las selecciones llamadas a disputar la hegemonía del trono futbolístico, dieron un paso al frente en la aceptación del mismo.


Los ingenieros alemanes defendiendo su patria; Argentina, representada por los obreros locales; Polonia, por sacerdotes y obreros allí establecidos; Francia, compuesta según se relata por intelectuales allí afincados y tres chilenos que completarían el combinado galo; España, con los almaceneros del lugar;Paraguay, representada por veteranos de guerra guaraníes en el conflicto conBolivia; Inglaterra, con sus obreros del ferrocarril y los mapuches, pueblo aborigen que habitaba en el sur de Chile y el suroeste de Argentina y que conformarían un octavo combinado sin patria reconocida -a pesar de que el término mapuche viene de 'mapu', tierra y 'che', gente, es decir, gente de la tierra y de origen argentino- ni himno. Para que tan magnánimo evento no cayese en el olvido, Vladimir Otz contrató a un fotógrafo de bodas y demás eventos, llamado Guillermo Sandrini, pieza clave en la historia del que ya es conocido como el'Mundial Olvidado'.


El desarrollo de un campeonato con tintes surrealistas


Conformados los equipos y escogido el escenario, lo único que quedaba por delante, era acondicionar los improvisados campos y que el balón echase a rodar; lo haría después de que limpiasen a machetazo limpio tres terrenos de cien metros con porterías improvisadas que, a falta de recordar las medidas oficiales, se extendían en 10 metros de largo por 2 de alto, sin redes y con el peculiar aribtraje deWilliam Bret Cassidy, hijo del ladrón de trenes y bancos estadounidense,Butch Cassidy, que se había establecido en Argentina tras huir de Estados Unidos. Según los relatos, este señalizaba las faltas con un disparo al aire a falta de silbato, algo nada extraño en partidos que muchas veces iban más allá de lo meramente futbolístico, por muchos intentos del propio Cassidy en que la política quedase al margen de los mismos. Alemania fue, en gran medida, la propulsora delMundial y por tanto, aspirante moral a seguir en 'su' torneo. Los germanos eliminaron a Francia y Argentina en Villa Centenario, convertida en sede para los bávaros. En Barda del Medio, Italia dejó en la cuneta a Paraguay y Polonia, mientras que los mapuches, que habían eliminado a España e Inglaterra en Ruta de la Tierra, se clasificaron directamente para la gran final. No así italianos y alemanes, que dirimirían el que los escritos narran como el encuentro más duro del torneo.


Cassidy sería nuevamente el encargado de dirigir la contienda, junto al propio Soriano y el robo de su dólar de oro antes del inicio de la misma ya daba una buena muestra de que el duelo entre italianos antifascitas y alemanes del III Reich no iba a deparar, precisamente juego limpio. Según los registros, los germanos disputaron el encuentro con casco para protegerse y alfileres en su ropa para salir victoriosos de los enfrentamientos cuerpo a cuerpo con el rival; los transalpinos, por su parte, camuflaron pimienta entre su ropa para lanzarla a los ojos del adversario. Sólo esta última argucia fue descubierta por Cassdiy, que decretó tres penas máximas en favor de Alemania. El ingeniero prusiano responsable de botarlas anotó dos de ellas y certificó la eliminación de una Italia que no iba a poder revalidar título.


No estuvieron exentos los duelos de notas tan llamativas como estrambóticas; desde heridos de bala por indisciplina hasta mapuches que corrían con el balón bajo la camisa hacia la meta rival, ante las atónitas miradas de unos ingleses dispuestos a hacer de su poco práctico 'fair play' su sello de identidad. "La memoria escrita por mi tío flaquea y tal vez confunde aquellos acontecimientos olvidados", relataba Soriano, tratando de justificar las alocadas explicaciones que figuraban en las cartas de su tío. Estas hablaban también de que la bandera germana, que había ondeado más alto que la de ningún otro combinado durante el desarrollo de la competición, amanecía acribillada con salvas de escopeta.

Una fantasiosa final


La gran confianza de Alemania en sus posibilidades se incrementó con el rival que le había tocado en suerte para la gran final; tanto, que los germanos no lo dudaron a la hora de contactar con Berlín tras el logro de haberse visto establecida la línea y poner al día a sus compatriotas del triunfo obtenido ante los mapuches, convirtiéndose así en los nuevos campeones del mundo de fútbol. Cassidy castigó las artimañas mapuches con 6 penaltis en contra, que no pudieron ser lanzados Esta fue la principal razón por la que los alemanes no quisieron suspender el encuentro a pesar de la granizada que estaba cayendo durante el desarrollo del úlitmo y más importante de los partidos. La ausencia de himno oficial en los mapuches, había propiciado que estos llevasen a cabo una danza típica durante los minutos previos al arranque del choque, un ritual no exento de significado a través del cual los aborígenes demandaban ayuda a sus dioses. Y esta llegaría, aparentemtente, aunque de una forma un tanto peculiar: entre el granizo y la oscuridad -el encuentro se prolongó hasta la medianoche-, era imposible divisar los arcos; tanto que el propio Cassidy, árbitro del partido, acabó dándose cuenta rato después de que estos habían desaparecido. Los alemanes aseguraron haber visto a unas mujeres llevándose las porterías y tras enviar a un destacamento a localizarlos -hombres que nunca regresaron-, cuenta el relato queCassidy decretó seis penaltis en contra de los mapuches que no pudieron ser lanzados al no existir objetivo para un balón que acabó desapareciendo también.


El griterío de un partido alocado, disputándose durante horas bajo la tormenta y el barro, dio paso al silencio que siguió al sonido del timbre telefónico, al que atendieron los germanos. El discurso de Hitler, en algún punto de la lejanaAlemania, enmudeció a los curiosos que se agolpaban allí, tan atraídos por el partido como por la línea telefónica pero en ese instante de tregua, cuenta el relato de Soriano que que una de las porterías apreció en lo alto de una colina. Sin rastro tampoco del balón, este caería finalmente desde un punto desconocido y para sorpresa de los alemanes, sobre la cabeza de uno de los mapuches, que enviaba a gol el esférico con un suave toque. Si bien los viejos textos cuentan que este tanto fue anulado por Cassidy, Casimiro afirma en sus relatos que sí subió al marcador, procalamando como campeona del mundo a una tribu de aborígenes sin patria reconocida, himno ni bandera. Un desenlace en absoluto exento del uso del don que caracterizaba a los mapuches, capaces de generar alucinaciones en las mentes de los demás y que habían participado en la Copa del Mundo,convencidos de que en ella estaban los secretos de los conquistadores que habían doblegado a su pueblo tantos siglos atrás.


'Il Mundial dimenticato'

La faceta más tangible y creíble de 'El Mundial Olvidado' la trajeron hasta ojos y oídos de todos dos cineastas italianos: Lorenzo Garzella y Filippo Macelloni. A partir de la investigación desarrollada por el periodista, también italiano, Sergio Lewinski, estos dos reputados directores de cine, ahondaron en una historia mítica, cuya parcela de realidad muchos ponen en entredicho. 93 minutos de duración, que incluyen entrevistas y declaraciones de varias y reconocidas personalidades del mundo del fútbol, tales como Roberto Baggio o Jorge Valdano, entre otros. El punto de partida del que acabaría siendo uno de los grandes reportes en los más conocidos y reputados festivales de cine, pondría aSergio Lewinski de viaje en Argentina, más concretamente en laPatagonia, en una pequeña pulpería de la zona, en cuya pared se colgaba el viejo retrato de dos equipos de fútbol con una inscripción tan llamativa como sorprendente: «8 de noviembre de 1942, Barda del Medio. Partido inaugural de la Copa del Mundo de fútbol Italia-Royal Patagonia».Las explicaciones de Martin Ferri, responsable, por aquel entonces del angosto local, pusieron a Lewinski sobre el punto de partida: "Aquel día fue un día glorioso para los italianos. Aquellos jóvenes, que desafiando al fascismo, llegaron a ese lugar olvidado de Dios y de la guerra para intentar llevarse la Copa Rimet, la misma Italia había ganado en París el año 38», explicaba Ferri, con nostalgia.


La aparición del esqueleto de Sandrini, fotógrafo que el Conde Otz había contratado para la inmotalización del Mundial, daría inicio al film de Garzella yMacelloni.Gary Lineker: "La primera Copa del Mundo, aunque no fuera oficial, en la que participó Inglaterra fue aquella de 1942"El fotógrafo abrazaba bajo tierra la cámara que, supuestamente, albergaría en su bobina la disputa del torneo y que actualmente seguiría aún guardada de forma celosa; incluso, según cuenta el documental, también la Copa Rimet (copa del Mundo) habría sido vista en la Patagonia, a pesar de que algunos escritos señalan que durante la guerra, la verdadera Copa de la FIFA estuvo 40 años escondida bajo la cama de Ottorino Barassi, secretario de la Federación Italiana y Vicepresidente de la FIFA, en el intento por evitar que los nazis se la llevasen. "En todo lo que yo escuché hablar de este Campeonato del Mundo de 1942, hay circunstancias muy llamativas. Aquello de los indígenas que hipnotizaban a los atacantes rivales. Y es probable que como el poder es el que elige qué es lo que hay que recordar, ningún poder haya tenido demasiado interés en que esto fuese evocado". Las palabras de Víctor Hugo Morales, radiofonista, tratan de hallar, en el documental, una explicación acerca del desconocimiento del hipotético Mundial 42 que presentan Garzella y Macelloni en su film y es que si bien muchos han oído hablar de él, pocos tienen certeza de su existencia, algo que explica con facilidad Jorge Valdano: "El mito está relacionado al misterio". Otros, como Gary Linker, parecen darle más credibilidad al evento: «La primera Copa del Mundo, aunque no fuera oficial, en la que participó Inglaterra fue aquella de 1942", declara el exjugador del FC Barcelona, entre otros.

¿Mito o realidad?


"Queríamos que la leyenda, la memoria y la fantasía se confundieran, que cada uno trazara sus propios límites, que experimentaran con la percepción", señalaba Garzella tras la realización del documental. "Mantuvimos hasta el final el lenguaje riguroso del documental y la primera parte es más que creíble, pero luego todo se hace un poco surrealista. ¿Un árbitro que dispara? Tan absurdo que creíamos no quedarían dudas. Pero encontramos mucha gente crédula, incluidos periodistas. Evidentemente -sigue Garzella- hoy la forma vale más que el contenido. Y esto es un dato interesante, y preocupante, para reflexionar".

Debate al margen, lo cierto es que la idea del mito solicita un lugar en la historia del fútbol: el deporte rey como arma de unión frente a la devastadora guerra; la voluntad de los hombres por sobre los conflictos que les separan y la magia que sólo el balompié es capaz de originar dan cabida a lo relatado en "Los cuentos de los años felices", que Osvaldo Soriano publicaba en 1993 y al documental 'Il Mundial domenticato' que Lorenzo Garzella y Filippo Macellonillevaban más tarde a la pantalla. Sea como fuere, lo único cierto es que, como ya señalaba Joao Havelange, el Mundial del 42 "debe tener un valor y esto, sea ficticio o no, es importante para el fútbol".

Argentina en los Mundiales


"De chiquilín te miraba de afuera como a esas cosas que nunca se alcanzan... La ñata contra el vidrio, en un azul de frío, que sólo fue después viviendo igual al mío...Como una escuela de todas las cosas, ya de muchacho me diste, entre asombros: el cigarrillo, la fe en mis sueños y una esperanza de amor". Desligar a Argentina de la letra de un tango es algo tan imposible como desligarla del fútbol. Sus notas destilan esa pasión con la que la albiceleste pisa el campo en cada duelo; sus lamentos son un fiel reflejo de los anhelos por todo aquello que se sueña sin tener, los triunfos de otros convertidos en afanes propios; su rítmica es la equivalente a la cadencia con la que el balón zigzaguea sobre el tapete, bailando con el gaucho que la lleva pegada al pie y el sentimiento que despierta el nostálgico acordeón que maldice lo perdido y presume la conquista yace en el mismo límite que establece la línea de un gol. El desgarro de la derrota, el estallido del triunfo, una marca grabada a fuego en la piel, el corazón y el palmarés de todo argentino.

Argentina albergó su primer Mundial en la XI edición


"Cuando me abriga la noche y canta la luna con luz de cristal, siento las voces que un día me dieron lecciones de amor y verdad. Voy estrechando, entre sueños, las manos que siguen ofreciendo paz, busco en un mar de fantasmas un puerto a mi barco cansado de andar...". Argentina había caído ante Uruguay en la primera edición del Mundial (1930) Y el barco encontró al fin ese puerto con tierra de plata y corazón de hierro tras una espera de más de 48 años, los mismos que hubo de aguardar Argentina para convertirse en sede de una Copa del Mundo, la décimo primera edición. Hasta entonces, las conquistas de Uruguay, Italia, Alemania, Brasil e Inglaterra se habían vivido desde la Tierra del Fuegocomo reflejo de todo aquello que algún día se habría de llegar a ser. Argentina se coronaba en el continente americano pero el mundo parecía una cima demasiado elevada como para, tan siquiera, pensarlo, una idea que hubo de grabarse en la mente de los suyos de la forma más dolorosa, como la letra de esos tangos que languidecen en las barras de un bar, acompañados de aquel que escucha sus penas: a la estocada inicial de Uruguay en el primer campeonato del mundo dondeArgentina tomaría parte (1930), plantándose en la final para hincar la rodilla en el clásico del Río de la Plata, pasando por una rapidísima eliminación cuatro años más tarde y un vil destierro de los tres siguientes mundiales hasta que Suecia 58 le abrió de nuevo sus puertas para ver triunfar al que acabaría convirtiéndose, históricamente en el gran rival de la albiceleste por el trono futbolístico planetario:Brasil.

"Tengo que decirlo, no puedo evitarlo: a fuerza de golpes se aprende a vivir. Si en tantas caídas fui barranca abajo, también en la vida aprendí a reir". Y es que si en buena parte las heridas y cicatrices dan identidad al guerrero, a la albiceleste aún le quedaban tiempos de arder en las forjas de su particular leyenda. Tras el mal papel en Suecia 58, Chile 62 e Inglaterra 66; la no clasificación para México 70 y el pobre papel desarrollado en Alemania 74, al fin llegaría su gran momento. El país con capital en Buenos Aires era designado para dar cabida a su primera cita mundialista, algo que provocó el rechazo desde varios sectores, debido a la dictadura militar que se había instaurado en el año 76 y a la violación de los derechos humanos, lo que si bien no supuso la retirada de ninguna selección sí lo hizo de alguno de esos jugadores que daban lustre al campeonato, comoJohan Cruyff. Más allá de las circunstancias sociales y políticas que envolvían al evento, lo que sí parecía seguro, a tenor de lo visto en los anteriores campeonatos del mundo, era que la anfitriona, única y exclusivamente iba a ejercer de eso, una idea que si bien podía existir en la mente de muchos, no lo hizo en la de la albiceleste.

César Luis Menotti, el punto de inflexión

Con él llegarían a la albiceleste jugadores como Passarella o Kempes

"Uno busca, lleno de esperanzas, el camino que los sueños prometieron a sus ansias... Sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina...". Y fe, precisamente, no le faltó a Argentina en sí misma ni en sus posibilidades. La llegada deCésar Luis Menotti, tomando los mando de la albiceleste, sería el primer paso para el cambio, el punto de inflexión, el antes y el después, el inicio de la leyenda. Con aires renovados y jugadores de la talla dePassarella, Fillol, Tarantini o el mismísimo Kempes, llegaría la blanca y celeste al campeonato del mundo, su campeonato del mundo. Encuadrada en elgrupo A, junto a Italia, Francia y Hungría, la anfitriona arrancaría de la peor manera posible, encajando un gol del combinado húngaro a los diez minutos de partido. No obstante, tirando de esa casta tan propia de los argentinos, la selección que por aquel entonces entrenaba Lajos Baroti vio cómo la gaucha le remontaba, gracias a los tantos de Luque, tan sólo cinco minutos después, yBertoni, al borde de la finalización (minuto 83). Algo más complicado resultaría, incluso, el segundo duelo ante la Francia de un jovencísimo Platini. A pesar de anotar el primer tanto del encuentro, por mediación de una pena máxima bien ejecutada por Passarella, el que hoy ostenta el cargo de presidente de la UEFAanotaría el empate a uno con una hora de partido cumplida; una balanza que acabaría decantándose finalmente con el postrero e importantísimo gol de Luque, en el 73.


"Si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser. Bajo el ala del sombrero cuantas veces, embozada, una lágrima asomada yo no pude contener...". Ni lágrimas ni vergüenza pero empatado a puntos, con las mismas victorias y sólo distinto número de goles, Italia y Argentina llegaban a la última jornada de la fase de grupos con todo en el aire. El solitario tanto deBattega en el minuto 67 le resultaría suficiente a la azurra para liderar el grupo y pasar a la siguiente ronda en el mismo saco que Alemania Federal, Austria y los Países Bajos. Argentina, por su parte, lo hizo como segunda, junto aBrasil, Perú y Polonia.

Controversia en la semifinal


"Para ti van mis canciones impregnadas de franqueza, que refleja en su nobleza acuarelas de arrabal. Arrabal de mis andanzas, barrio feliz de mi rango, yo te brindo en este tango mi homenaje más cordial". Homenaje que quiso darle la albiceleste a su gente en la firmeza con la que se iniciaba la andadura hacia aquel momento mágico, sueño en las cunas de todo muchacho argentino. Inauguró el combinado anfitrión la última ronda ante Polonia con una cómoda victoria por 2-0, merced el doblete anotado por Mario Kempes. Un perfecto inicio que conducía a lo que hoy se consideraría como una final anticipada: Argentina se veía las caras con Brasil en un encuentro donde sólo faltó el gol, certificando un empate a cero que dejaba todo pendiente de la última jornada y sólo a Perú fuera de la pugna por la clasificación a la gran final. Con tres puntos en el casillero de la blanca y celeste y otros tres en la de la verde amarelha, sólo la diferencia de goles se decantaba por los brasileños. Por su parte, Polonia era la tercera en discordia con dos puntos pero con posibilidades, si el azar lo deseaba, de verse en el Estadio Monumental de Buenos Aires en aquel glorioso 25 de junio de 1978.



Argentina necesitaba ganar por 4 goles de diferencia; lo hizo por 6


"Dejá que sigan diciendo, que hablen y critiquen todo el amor que yo te doy. Dejá...no sigas llorando, no sigas sufriendo...es porque no saben lo que es el amor". Amor, idilio con la ansiada final y un anhelo inconentenible por acudir a su cita con la gloria. Todo eso había guiado a Argentina en una segunda fase no exenta, en su postrero tramo, de críticas y polémica sobre la figura de la albiceleste. Disputado el duelo de Brasil ante Polonia y certificado el triunfo de la canarinha, las únicas opciones de Argentina pasaban por, no sólo vencer a Perú, sino marcar más de cuatro goles de diferencia, habida cuenta de que el triunfo le haría empatar con los brasileños y sólo el gol averaje (de +5 para el combinado carioca) se convertiría en el factor determinante. Argentina había de medirse a la 'cenicienta' del grupo, ya sin opciones de nada pero si bien el triunfo se presumía como un objetivo tangible, la diferencia de goles exigida parecía una utopía. Parecía. Porque la albiceleste goleó al combinado peruano por un 6-0 que le tendió la alfombra roja a la final de su país, una gesta que no estuvo en absoluto extena de controversia. No fueron pocos los que hablaron en aquel entonces de soborno a la selección de Perúo más adelante, en nuevas investigaciones, de un acuerdo entre la dictadura argentina y el gobierno peruano por certificar el pase de la albiceleste a la final, la segunda que disputaría, esta vez ante los Países Bajos, que se habían impuesto en el otro grupo sobre Italia, Alemania Federal y Austria.

Buenos Aires, capital del mundo


"Sólo quedamos yo y vos, hermano de antes, solo yo y vos y el perfume del recuerdo... Y el viejo coche con su trote lerdo ya no alcanza la esquina del pasado...". Y sólo quedaban ellos dos: Argentina y unos Países Bajos que hubieron de prescindir de Cruyff tras su marcha antes del inicio del Mundial, en absoluto conforme con disputar en el país argentino la competición mundialista, aunque, visto quedaba, la 'oranje' no se había resentido de tan magnánima ausencia. La final ofreció al mundo un espectáculo más allá de discusiones y controversias, más allá de rumores y conspiraciones, haciendo que el deporte rey lo engullera todo bajo su grandeza. Los goles de Kempes habían servido como luz guía para la albiceleste en la tenebrosa senda hacia la final y una vez alcanzado su destino, no abandonaron su cometido, estallando de nuevo en fulgores con el primer tanto del encuentro en el minuto 38. El tiempo se paralizaba en un instante mágico de gloria, el momento en el que la pluma de la particular historia argentina se posaba sobre un papel para trazar con su tinta de oro una leyenda sin marcha atrás. Pero toda gesta adquiere grandeza cuanto mayor es la dificultad y en eso estuvo Dirk Nanniga para devolver el equilibrio en la pugna por el trono mundial, un equilibrio que se prolongó hasta el pitido final y que exigió de un esfuerzo extra para la concretar la conquista. Y esta llegó.

"Tengo un fusil de flores y canciones, primavera en mi pecho florecido; yo no quiero morir, quiero la vida, la vida para mí, para mi amigo. Soldado antiguo, firme y sereno, enseñando a respetar y respetando lo ajeno". Y aquella noche,Argentina se ganó el respeto del planeta fútbol, hermanó a su gente, haciéndolos amigos, dueños de un momento histórico. No se había nadado para morir en la orilla y con más de 100 minutos de sudor derramado por el escenario de los más amargos tangos y las más perseverantes batallas, apareció otra vez él, Kempes, rubricando su sexto gol en el campeonato, aquel que le valdría para erigirse como máximo artillero de la copa del Mundo y regalarle a los suyos el ansiado trofeo en la primera final que se decidía en la prórroga, señal de tantas cosas y recompensas a otras tantas. Bertoni llegó diez minutos después, como un necesario refuerzo a aquel soldado sereno para establecer el definitivo 3-1. Argentina era campeona del mundo, la albiceleste grababa su nombre sobre un trono que, sentada o de pie, ya nunca volvería a sentir ajeno.


FechaFasePartido
2 de junio de 1978PrimeraArgentina 2 - 1 Hungría
 6 de junio de 1978PrimeraArgentina 2- 1 Francia
10 de junio de 1978PrimeraItalia 1 - 0 Argentina
14 de junio de 1978SegundaArgentina 2 - 0 Polonia
18 de junio de 1978SegundaArgentina 0 - 0 Brasil
21 de junio de 1978SegundaArgentina 6 - 0 Perú
25 de junio de 1978FinalArgentina 3 - 1 Países Bajos

Mundial 86: la coronación de Maradona


"Hallé tu gente caminando por la vida. Por el rumbo que le marca la esperanza, y comprendí que tu gente era mi pueblo, con paso firme caminando hacia el mañana". Un mañana por escribir tras un pasado con un dudoso sustento. A la era de César Luis Menotti la siguió la de Bilardo. A pesar de los recelos y la corriente contraria a la dirección de Carlos Salvador Bilardo, que lograba una ajustada clasificación de la albiceleste para el Mundial de México 86, el técnico argentino fue fiel a su propio estilo y se buscó en un tal Diego Armando Maradona a su mejor aliado.


"Las cosas se dieron vuelta, yo no ví la puerta abierta y aquel intento fue un instante que fugaz como un amante se escapó y no me dí cuenta;con el tiempo pude ver que la convicción no hay que perder". Y con convicción hacia ese nuevo intento volvería la gran cita del fútbol. La XIII edición mundialista se caracterizó por algunos significativos cambios como la modificación de la segunda ronda, que pasó de ser una fase de grupos a retomar el viejo sistema de eliminación directa que había persistido hasta el 74, añadiendo -eso sí- la ronda de octavos de final, como consecuencia al mayor número de selecciones que se presentaban. Además, de la fase de grupos inicial se clasificarían también los cuatro mejores terceros. Poco dispuesta a ser una de ellas, la blanca y celeste arrancó su participación con un contundente triunfo ante Corea (3-1), merced al doblete anotado por Jorge Valdano y tanto de Ruggeri, ante los que de nada serviría el gol del honor dePark. Un vibrante empate ante Italia (1-1, tantos de Altobelli de penalti y -quién si no-, Maradona) y la postrera victoria frente a Bulgaria (2-0, con tantos deValdano y Burruchaga), le concedían a Argentina el liderato del grupo A.

Argentina tomó debida revancha sobre Uruguay


"El pasado me hace sonreír al pensar en lo ingenuo que fui; siempre ha sido un eterno fingir el cariño de tu alma hacia mí. El olvido me ha curado ya; en mi pecho no existe tu altar, y esperando mi venganza está que, en vez de reír, tendrás que llorar!". Bien hubiera podido ser lo que Argentina le gritase aUruguay. Clavado aún en el corazón albiceleste la derrota en el primer Mundialcelebrado, aquel en el que la amante del tango ya tomaba lugar, los intrínsecos laberintos del fútbol, justos a la corta o a la larga, le concedieron a Argentina el placer de la venganza. No vendieron barata la capitulación los uruguayos pero el solitario gol de Pasculli fue suficiente para dejar al rival platense en el camino y ascender un peldaño en la reconfirmación de la gloria que ya se alcanzase ocho años atrás.

"Jazmines todos iguales que el amor plantó en rivales y allá los ojos de cielo, los culpables de aquel duelo". Y si de venganzas y viejos sentimientos anidados en lo más profundo se trataba, la rivalidad existente entre Argentina e Inglaterra, daba para algo mucho más elevado que la victoria y la eliminación. Aquel duelo exigía historia, una impronta imborrable, un recuerdo eterno que persistiera para siempre y Diego Armando Maradona lo concedió. El primero de los dos tantos que anotó el argentino fue el denominado 'La Mano de Dios' pero aquello no fue suficiente y cuatro minutos después, el Pelusa elevaría aún más el mito de la albiceleste ante sus rivales ingleses con 'El gol del siglo', marcas imborrables, perpetuas y legendarias de la historia del balompié mundial. El tanto de Gary Lineker en el 81 no sería sino el grito de rabia del que siendo parte afortunada en el desarrollo del mito, lo sufre en sus carnes cual víctima al verdugo.

La albiceleste retomó el trono ocho años después


"Si no, que se fijen en toda la historia del tango malevo y después dirán si en alguna parte de toda la Tierra hay quien nos iguale; esa es la verdad". La verdad y el objetivo de Argentina como combinado futbolístico: convertirse en una nación inigualable. Sólo restaban dos pasos más para repetir la proeza de alzarle al mundo la copa de los campeones en un torneo que, lejos de las controversias del primero, Argentina estaba acicalando a base de excelsas actuaciones y golpes de historia. Bélgica fue el último escollo hacia la final en un partido que despachó sin mayores dificultades el que para muchos es, fue y será el mejor jugador de la historia del balompié, Diego Armando Maradona, con sus dos goles. Y con el postrero triunfo llegaría el gran momento, ese que focaliza la atención del planeta sobre un escenario rectangular, de muda contención y ensordecido clamor, un escenario donde ya aguardaba Alemania Federal, bicampeona hasta la fecha.


"Caballeros del juego hay que ser, al campo a salir con fe y con valor, adversarios que van a ofrecer en brega gentil ejemplo y vigor. La confianza y la inspiración del amor a una institución ha de darnos aliento y hacer que el esfuerzo corone de gloria un campeón". Como campeona resultó la albicelete tras el encuentro que la midió con los germanos. El partido entre los dos combinados ofreció todo aquello que puede desear un aficionado al fútbol, aunque para quienes fuesen parte interesada, los sobresaltos y sentimientos en sus más alejados extremos, estarían asegurados. El tanto de Brown adelantaba a Argentina con tan solo 23 minutos de tiempo disputado para que Valdano ampliase distancias en una segunda parte de infarto (minuto 55). Rummenigge recortaba distancias en el 74 y Vollerhacía enmudecer al Estadio Azteca (Ciudad de México) con un tanto en el minuto 80 que si bien pudo hundir la moral argentina, no hizo sino conjurarla en un objetivo común.

"Horas de ayer, que son de recuerdo, horas de ilusión, que no volveraán, loca juventud, que ya no revives, sueños que palpitan, en su ardiente afán". Las horas del ayer le hicieron recordar a Maradona y compañía la intensidad de un anhelo alcanzado por fin; las horas de ilusión no volverían una vez finalizado el partido; la locura de la juventud daría paso a la nostalgia del viejo y la corona, una vez más, sólo sería un afán. Suficiente para negarse, para rechazarlo y para verter la última gota de sudor en la conquista del mundo. El gol de Burrachaga en el 83 congolmeraba en el efímero momento de cruzar la línea de la portería el sentimiento de una nación entera, el respiro aliviado de lo contenido, el punto y final al sufrimiento y el estallido de la ovación por el espectáculo que la campeona del mundo, bicampeona ya, había ofrecido en un Mundial para el recuerdo.

FechaFasePartido
2 de junio de 1986PrimeraArgentina 3 - 1 Corea del Sur
5 de junio de 1986 PrimeraItalia 1 - 1 Argentina
10 de junio de 1986PrimeraArgentina 2 - 0 Bulgaria
16 de junio de 1986OctavosArgentina 1 - 0 Uruguay
22 de junio de 1986CuartosArgentina 2 - 1 Inglaterra
25 de junio de 1986SemifinalArgentina 2 - 0 Bélgica
28 de junio de 1986FinalArgentina 3 - 2 Alemania Federal

"Descreído, indiferente; insensible, todo niego; para mí la vida es juego de ganar o de perder".